Me gustaría compartir mi primera experiencia con PRASAD en 1996. Yo era voluntario en el hospital móvil e iba a diferentes pueblos cada día de la semana. Era una experiencia que te llenaba de humildad. Me di cuenta de que esta camioneta era muy necesaria y provechosa para la gente de los pueblos que residían en lugares remotos y que no tenían acceso a los médicos por falta de una infraestructura de carreteras y transportes. Trabajaban a diario en los campos sin ningún sistema de seguridad social. Tomarse un día libre en el trabajo e ir a la ciudad para ir al médico era una carga y por eso, evitaban hacerse reconocimientos preventivos regularmente.  


La camioneta móvil visita a las mujeres y niños donde les hacen controles básicos tales como el peso, la tensión sanguínea, la temperatura y un examen ocular básico. También se les da educación acerca de la importancia de las salud femenina y vacunas. Los reconocimientos mensuales ayudan a detectar cualquier problema en su fase temprana y entonces, se les proporcionan las medicinas necesarias. Todo ello gratis. Mi tarea era ayudar a la gente de los pueblos a ponerse en fila y traducir y ayudar a los doctores. 


Para mi, tener acceso a un buen hospital o medicinas básicas era algo normal. Sin embargo cuando vi como la gente de los pueblos se ponían tan contentos de recibir la ayuda de PRASAD, me volví mas agradecido.  


Los médicos y las enfermeras escuchaban los problemas de las personas mientras cuidaban de los problemas de higiene. Estaban muy organizados y entregados a su causa. Yo recomiendo esta ONG, que está marcando la diferencia en las vidas de los chicos y las mujeres que viven en los pueblos remotos de la India.

– Rahul Jaiswal